Todos los que nacimos en nuestro país y la mayoría de los
nacidos en otras regiones del mundo que por su voluntad se han hecho ciudadanos
de esta nación, celebramos cada día 16 de septiembre el inicio de la vida independiente
del Estado mexicano desde hace 219 años. Sabemos que la lucha por lograr un
país independiente no ha terminado, y que en este siglo XXI, deberá continuar
de diversas maneras nuevas y diferentes.
.
Nuestra celebración este año, tiene un ambiente
diferente, además de los sentimientos de amor a la patria, de unión entre todos
los que lo formamos hay una nueva ESPERANZA de cambio nacional, un nuevo modo
de conducir el ESTADO NACIÓN. Recordemos brevemente los sucesos que condujeron
origen de esta fiesta nacional:
La
Independencia de México fue la consecuencia de un proceso político y social
resuelto por la vía de las armas, que puso fin al dominio español en
los territorios de Nueva España. La
guerra por la independencia mexicana se extendió desde el Grito de
Dolores, el 16 de septiembre de 1810,
hasta la entrada del Ejército Trigarante a
la Ciudad de México, el 27
de septiembre de 1821.
El
movimiento independentista mexicano tiene como marco la Ilustración y
las revoluciones liberales de la última parte del siglo XVIII. Por esa época la élite ilustrada comenzaba a
reflexionar acerca de las relaciones de España con sus colonias. Los cambios en la estructura
social y política derivados de las reformas borbónicas, a los que se sumó una profunda crisis económica en
Nueva España, también generaron un malestar entre algunos segmentos de la
población.
La
ocupación francesa de la metrópoli en 1808 desencadenó en
Nueva España una crisis política que desembocó en el movimiento armado. En ese
año, el rey Carlos IV y Fernando
VII abdicaron sucesivamente
en favor de Napoleón Bonaparte, que
dejó la corona de España a su hermano José Bonaparte. Como respuesta, el ayuntamiento de México —con apoyo
del virrey José de Iturrigaray— reclamó
la soberanía en ausencia del rey legítimo; la reacción condujo a un golpe
de Estado contra el virrey y llevó a la cárcel
a los cabecillas del movimiento.
A
pesar de la derrota de los criollos en la Ciudad de México en 1808, en otras
ciudades de Nueva España se reunieron pequeños grupos de conjurados que
pretendieron seguir los pasos del ayuntamiento de México. Tal fue el caso de
la conjura de
Valladolid, descubierta en 1809 y cuyos
participantes fueron puestos en prisión. En 1810, los conspiradores de Querétaro estuvieron a punto de correr la misma suerte pero, al
verse descubiertos, optaron por tomar las armas el 16 de septiembre en compañía de los habitantes indígenas y
campesinos del pueblo de Dolores (Guanajuato), convocados por el cura Miguel Hidalgo y
Costilla.
A
partir de 1810, el movimiento independentista pasó por varias etapas, pues los
sucesivos líderes fueron puestos en prisión o ejecutados por las fuerzas leales
a España. Al principio se reivindicaba la soberanía de Fernando VII sobre
España y sus colonias, pero los líderes asumieron después posturas más
radicales, incluyendo cuestiones de orden social como la abolición
de la esclavitud. José María Morelos y
Pavón convocó a las provincias independentistas
a conformar el Congreso de Anáhuac, que
dotó al movimiento insurgente de un marco legal propio. Tras la derrota de
Morelos, el movimiento se redujo a una guerra de guerrillas. Hacia 1820, sólo quedaban algunos núcleos rebeldes,
sobre todo en la sierra Madre del Sur y
en Veracruz.
La
rehabilitación de la Constitución
de Cádiz en 1820 alentó el cambio de postura de las élites
novohispanas, que hasta ahí habían respaldado el dominio español. Al ver
afectados sus intereses, los criollos monarquistas decidieron apoyar la
independencia de Nueva España, para lo cual buscaron aliarse con la resistencia
insurgente. Agustín de Iturbide dirigió
el brazo militar de los conspiradores,
y a principios de 1821 pudo
encontrarse con Vicente Guerrero. Ambos
proclamaron el Plan de Iguala, que
convocó a la unión de todas las facciones insurgentes y contó con el apoyo de
la aristocracia y el clero de Nueva España. Finalmente, la independencia de
México se consumó el 27 de septiembre de 1821.
Tras
esto, Nueva España se convirtió en el Imperio Mexicano, una efímera
monarquía católica que dio paso a una república federal en 1823, entre conflictos internos y la separación
de América Central.
Después
de algunos intentos
de reconquista, incluyendo la expedición de Isidro
Barradas en 1829, España reconoció la independencia de México en 1836, tras el fallecimiento del monarca Fernando VII.
¿Por
qué la celebración de este año tiene un ambiente diferente?
Después
de 36 años de elecciones con sospechas de ilegalidades, este 2018, tuvimos un
sufragio reconocido por Gobierno saliente, la oposición y la mayor parte de la
ciudadanía como legales, que ha llevado a la instalación de un Presidente que
promete una CUARTA TRANSFORMACIÓN de la vida nacional, habla de que la primera
transformación fue precisamente la Independencia. La segunda ocurrió en la
guerra de Reforma, liderada por Don Benito Juárez García y la tercera por la
Revolución Mexicana.
Todas
estas evoluciones costaron al País millones de vidas, crisis económicas, políticas y el retroceso del DESARROLLO
NACIONAL. La propuesta de este cambio es la de una novedosa REVOLUCIÓN
PACÍFICA.
También
promete un cambio de sistema político y económico del capitalista neoliberal
globalizado de los últimos 6 sexenios, hacia un régimen donde sean PRIMERO LOS
POBRES; se respete tanto el PATRIMONIO NACIONAL como el CAPITAL PRIVADO, se
privilegie el DESARROLLO EQUITATIVO de la población sobre la acumulación de
bienes económicos a través de LA CORRUPCIÓN de GOBERNANTES Y PARTICULARES,
volver a darle fuerza al Estado para lograr que se respeten las propiedades
nacionales, empezando por LOS IMPUESTOS, LOS RECURSOS NATURALES como el
petróleo, las playas y las CADENAS PRODUCTIVAS, lograr una EDUCACIÓN en la que
los niños y jóvenes tengan un PISO PAREJO para que tengan más igual oportunidad
de desarrollarse dentro de un marco de ÉTICA tanto de los gobiernos como de la
gente. También pretende la pacificación del país que en las últimas décadas ha
costado la perdida de vida y propiedades a mucha gente.
Si
todas las pasadas GUERRAS DE TRANSFORMACIÓN fueron costosas y arduas, cruentas, la
dificultad de lograr estos grandes cambios PACÍFICAMENTE es mucho más grande,
requerirá de tiempo, serenidad, paciencia, perseverancia y de UN GRAN APOYO
CIUDADANO.
Es
por eso que se va cumpliendo, poco a poco la promesa de un GOBIERNO DE
ESPERANZA, sabiendo que solo se logrará el iniciar el Movimiento de
Regeneración Nacional; MORENA, en este sexenio como él mismo expresó.
Hoy
tenemos un Presidente que aspira a gobernar como un ESTADISTA.
¿TENDREMOS ÉXITO?